Esto que quiero compartir tiene algo de ladrillo (que no de brick), pero creo que es importante como AFOLs tomarse en serio algunos mensajes y no pocos guiños de “nuestra película”. [No hay espóilers explícitos, pero no está de más advertirlo para quienes no hayáis visto la película]
Si algo demuestra el merecido éxito de taquilla de Emmet y el resto de la pandilla en The Lego Movie, es que una historia sin complicaciones y un buen uso de la tecnología de animación forman una combinación irresistible para las taquillas. Tomar en serio al potencial espectador, tenga la edad que tenga, es una constante del cine animado de los últimos 20 años. La historia del cine con mayúsculas, más allá del entretenimiento que no deja huella, se ha escrito también con filmes como Shrek y Up, por ejemplo.
Pero no es de eso de lo que quiero hablar. The Lego Movie ha introducido nuevos elementos muy significativos, tanto en la técnica como en el guión, en el cine destinado a los más pequeños. No es posible saber qué porcentaje del mérito de la película es atribuible al socio cinematográfico -Warner- o al socio tecnológico: The Lego Group; pero entre ambos han desarrollado un nuevo concepto del cine animado con algunos apuntes muy significativos.
En primer lugar, el uso de una técnica mixta de animación, mezcla de secuencias digitales con los planos fotograma a fotograma. Si Disney cambió la forma de hacer dibujos animados con La Bella y la Bestia al utilizar la animación digital y la tradicional, The Lego Movie va a cambiar la forma en la que algunas producciones animadas -estoy pensando en Aardman y su plastilina, por ejemplo-, pueden desarrollarse en el futuro.
En segundo lugar, el empleo del frenético ritmo de los videojuegos para las secuencias de acción. Tarde o temprano, los superhéroes de Marvel o DC van a dejar su lugar a los personajes de los juegos más conocidos y su éxito sólo estará garantizado si el movimiento responde a las leyes de la consola y no a las de la física, por ejemplo.
Pero es en la historia, en su desarrollo y en esos guiños que mencionaba al principio, donde están las claves de esta pequeña gran película. Mientras Toy Story dio vida a los juguetes y los dotó de una personalidad acorde a su función (el vaquero heroico, la pastora indefensa…), The Lego Movie sitúa al juguete en una perspectiva nueva: es lo que es gracias al jugador, al niño.
A esto, que es de un realismo inusual en películas animadas, se unen dos ejes más, y no menos significativos. De una parte, la diferente visión del mundo entre quienes siguen unas instrucciones y juegan de acuerdo a ellas, donde un camión sólo puede ser un camión; y las de quienes toman ese camión y lo transforman en algo completamente diferente.
The Lego Movie reconcilia ambos mundos mostrando la verdadera esencia de un juego de construcción: la imaginación. Guiada o sugerida por unas instrucciones, o libre para asociar cualquier elemento, la imaginación sigue siendo imprescindible a la hora de jugar.
El último eje tiene mucho de personal. Porque esta extraordinaria película también nos enfrenta con una obviedad que a veces se desdibuja entre los AFOLs: los ladrillos Lego sólo son un juguete. Un juguete único con el que podemos construir maravillas, pero no una llave a otros mundos de ambiciones más adultas.